El entrenamiento de fuerza es algo indispensable para desarrollar y mantener la masa muscular. Además, es fundamental para preservar la capacidad de realizar las acciones más comunes de la vida diaria, como correr, saltar, empujar, lanzar o recoger algo en el suelo. Sin embargo, a menudo se pasa por alto el valor de otras capacidades físicas derivadas o facilitadoras que también contribuyen a un estilo de vida activo e independiente.
Hablamos del equilibrio. Tener una buena estabilidad corporal significa estar en armonía con tus movimientos. Es básico para progresar en cualquiera que sea la actividad que practiques. Como aseguran desde la Harvard Medical School, «entrenar tu equilibrio va a ayudarte a que te resulte más fácil hacer todo: desde mejorar el golpe con una raqueta de tenis hasta alcanzar los productos que están situados en el estante superior del lineal del supermercado”. Pero sobre todo va a ser decisivo para reducir el riesgo de caídas y lesiones.
Segun la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que cada año se producen 37 millones de caídas importantes que requieren atención médica, en las que más de medio millón resultan fatales. Los datos convierten a este problema en la segunda causa mundial de defunción por traumatismos involuntarios. Sesenta por ciento de las muertes relacionadas con las caídas se registran en las regiones del Pacífico Occidental y de Asia Sudoriental. Las personas más afectadas son los mayores de 60 años.
Sin músculo no hay equilibrio
La edad avanzada es uno de los factores de riesgo más habituales para sufrir una caída. Con el paso de los años aparece la sarcopenia (pérdida de fuerza y masa muscular), disminuye la flexibilidad y el equilibrio. Consecuentemente, sin fuerza no hay músculo y sin músculo no hay equilibrio. Es más, si alguien se cae una vez, la probabilidad de volver a caerse aumenta. Pero, «si la caída es inevitable, un buen equilibrio reduce la velocidad del impacto y, por tanto, el daño ocasionado».
Incluye acciones sencillas
Para evitar la pérdida de la densidad ósea y mantener la función muscular asociada al envejecimiento, es aconsejable incluir algunas acciones sencillas en la rutina de fuerza habitual. Levantarse del sofá y sentarse sin la ayuda de las manos, caminar en línea recta, primero de puntillas y luego sobre los talones, o mantenerse sobre una pierna, por ejemplo, permitirán ganar coordinación y prevenir caídas en diversas situaciones cotidianas.
Fortalece el core
Trabajar el equilibrio también ayuda a fortalecer el core y activar los principales músculos: abdominales, espalda y glúteos. Cuando enfocamos en el torso y la cadena muscular, que conecta la parte superior con la parte inferior del cuerpo, conseguimos mejorar la estabilidad postural y prevenir lesiones. Ejercicios como las planchas o los isométricos son una opción muy recomendada para fomentar el equilibrio y conseguir un core fuerte.
Pues una realidad lo que comentas, el equilbrio que importante es y va acompañado de los musculos haciendo ambos una buena pareja de baile.
Exacto, Luis! Además de prevenir las caídas, el equilibrio ayuda a estar activo. Entrenar el equilibrio mejora la fluidez de nuestras actividades diarias, desde levantarse de la cama hasta recoger un objeto que está en el alto del armario. Muchas gracias por tu comentario!. Un saludo.