Al día de hoy todos sabemos que el ejercicio físico es nuestra mejor estrategia para entrenar la fuerza y conservar la autonomía por más años. Cuando hablamos de fuerza no nos referimos solo a conseguir un cuerpo tonificado y definido. El eje también está puesto en otros puntos de vista. En este artículo ponemos el foco en el cuidado de nuestros pies. Mantener unos pies saludables es crucial para la movilidad y bienestar general.

Los pies nos sostienen y nos trasladan el cuerpo durante toda la vida. Constituyen uno de nuestros centros propioceptivos más importantes pero son los grandes olvidados. Pasan desapercibidos porque suelen estar encerrados en los calcetines o en los zapatos. No pensamos mucho en ellos hasta que surgen problemas. Una musculatura débil en los pies puede afectar negativamente la alineación del cuerpo y los patrones de movimiento. Por lo tanto, al igual que el resto del cuerpo, los pies también necesitan mantenerse en forma.

Factores como el proceso de envejecimiento, lesiones cerebrales o enfermedades crónicas pueden alterar el sentido propioceptivo. Cuando la propiocepción falla existe un mayor riesgo de sufrir desastabilizaciones, caídas y fracturas óseas. Según un informe de los Centers for Disease Control and Prevention, «las caídas involuntarias son la principal causa de lesiones y muertes por lesiones entre adultos ≥65 años (adultos mayores)». Algunas causas no son modificables, sin embargo existen otros factores sobre los que es posible intervenir a través de una estrategia preventiva.

Atención integral y constante

Lo que está claro es que nuestros pies necesitan una atención integral y constante. Si practicas fitness, si eres corredor o cualquier sea tu actividad, entrenar esta zona puede marcar una gran diferencia en la salud ósea. «Al mejorar la base de apoyo, mejora la postura, y con ello, una mejor salud general de tu cuerpo y espalda en concreto», señala la entrenadora personal Isabel del Barrio. Una rutina sencilla de ejercicios puede contribuir, de manera notable, a recuperar la funcionalidad de pies y tobillos, prevenir caídas, aliviar tensiones y evitar patologías comunes como fascitis plantar, juanetes o dedos en garra.

Entrena los´músculos-diana`

Reeducar los pies también pasa por el fortalecimiento de lo que el experto en fitness Álvaro Puche denomina los tres «músculos-diana»: pies, glúteos y espalda baja. «El trabajo de estos músculos es clave en la prevención de cuadros diagnósticos que pueden desencadenar grandes consecuencias metabólicas y psicológicas fruto de la disminución de la autonomía y la independencia de las personas que los padecen, así como de su entorno más próximo», alerta. En este sentido, activar las piernas y la zona media del tronco servirá de escudo protector frente a un envejecimiento dependiente.

Prueba hacer estos ejercicios básicos que apenas te llevarán unos minutos. Empieza tumbándote boca arriba con las rodillas flexionadas y los talones cerca de los glúteos. Eleva la cadera hasta apoyarte sobre los hombros. Contrae los glúteos y aguanta en esta postura durante unos 20 segundos. A continuación ponte de pie en una posición estable y eleva los talones lo máximo posible. Practica también el clásico ejercicio de agarrar una toalla con el pie mediante la flexión de los dedos. Repite tres veces cada ejercicio e intenta hacerlo a diario. Mejorarás tu forma de moverte, mejorarás tu calidad de vida.