La práctica de actividad física siempre ha sido un auténtico aliado para mejorar la calidad de vida y el bienestar. También en la tercera edad, mantenerse activo es clave para vivir más y mejor. En la década del envejecimiento saludable (2020-2030), cumplir años con menos fármacos y más autonomía supone un gran reto para la mayoría de los países. Esto sí, el entrenamiento se ha de adecuar a la edad del deportista, a su estado físico y a posibles patologías.

Con el paso de los años aparece sarcopenia (pérdida de fuerza y masa muscular) que acaba generando dificultad para llevar a cabo Actividades de la Vida Diaria (AVD), como ducharse, levantarse de una silla, subir escaleras o transportar la bolsa de la compra. Además, la disminución del tono muscular puede provocar caídas y fracturas. La debilidad hará con que las tareas rutinarias cada vez cuesten más, apareciendo finalmente la dependencia funcional y el riesgo de enfermedades tales como la osteoporosis y la diabetes.

Tener un envejecimiento activo y disfrutar de la vida sin dependencias tendría que ser una prioridad en los programas y las acciones sociales. No obstante, practicar deporte de manera regular se considera la mejor forma para prevenir o revertir la sarcopenia. “Los ejercicios de fuerza van a frenar un estado osteoporótico”, explica Fito Florensa Ortín, director técnico del centro de entrenamiento Koa Center quien advierte la importancia de consultar el médico antes de iniciar cualquier actividad física.

Potencializa las capacidades físicas

Existen muchos ejercicios sencillos para potencializar las capacidades físicas y llegar a un envejecimiento saludable. «Uno de ellos, al alcance de todos y de todos los bolsillos, es caminar», señalan en blog.anytimefitness.es. Caminar a una velocidad rápida y constante mejora la fuerza de las piernas, el abdomen y los brazos. Si no hay contraindicaciones, la carrera continua es aun más eficaz para trabajar la fortaleza de los músculos.

Apuesta por una rutina funcional

Quienes quieran seguir cumpliendo años con calidad de vida puede apostar por una rutina de ejercicios funcionales. Acude a un preparador físico para que te aconseje sobre el tipo de programa que mejor se ajusta a tus características. Si te gusta el agua, te recomendamos la natación. Es que nadar tiene efectos positivos sobre la masa muscular, el sistema óseo y las articulaciones. Las posibilidades de lesionarte son mínimas pues el agua amortigua el impacto. 

Corrige la postura con el Pilates

Otra opción interesante para mantener un buen estado físico y mental es el Pilates. Los movimientos que parten de la zona central del cuerpo contribuyen a corregir malos hábitos posturales y a prevenir dolencias o lesiones de espalda. Con los estiramientos suaves y lentos notarás como, con el paso del tiempo, irás ganando flexibilidad. Gracias al Pilates, también conseguimos mejorar la respiración y alcanzar buenos niveles de relajación.