«Este año me apunto al gimnasio y lo doy todo». Este es uno de los titulares más escuchados en la cena de Nochevieja. Aunque el propósito se haga oficial a cada salida y entrada de año, son muchas las personas que dejan de cumplirlo porque consideran que ya es demasiado tarde para empezar a hacer deporte a los 40. Pues si eres uno de los que piensan así, tenemos una buena noticia para ti: nunca es tarde para iniciarse en el deporte y disfrutar de una buena salud física y mental. Eso sí, no olvides que necesitarás un plan de entrenamiento adaptado a la situación y a tu estilo de vida.
La práctica regular y moderada de actividad física te ayudará a frenar la evolución de consecuencias aceleradas por la inactividad y una vida sedentaria. Con el paso de los años empezamos a perder masa muscular, fuerza y flexibilidad. El metabolismo cambia, se produce un aumento de grasa corporal y de pérdida de calcio, aparece la menopausia y los riesgos de lesión son mayores. Sin embargo, acercase al ejercicio en edad madura no es lo mismo que tener una vida activa físicamente desde joven. Y, por supuesto, no todas las rutinas y ejercicios son recomendables a partir de los 40 años.
Si te has decidido por el running, se recomienda empezar con ciclos de dos o tres sesiones semanales, con intervalos de correr-caminar, y de duración no superior a cuarenta minutos. Si lo que quieres es probar los beneficios del entrenamiento con pesas, el consejo es que vayas introduciéndolas paulatinamente en tu rutina, buscando una progresión lenta y segura a medida que ganes fuerza y técnica. Sea cual sea la actividad elegida, no tengas prisa, cuantifica el esfuerzo y realiza descansos para garantir la recuperación muscular.
Antes de empezar a entrenar, sería recomendable hacerte un reconocimiento médico y una prueba de esfuerzo, para descartar cualquier patología o problemas que puedan suponer una lesión durante la práctica deportiva. El siguiente paso será buscar una instalación deportiva con buenas referencias. Si partes del cero, una buena opción es ponerte en manos de un entrenador personal para que te asesore, planifique y mida la calidad y intensidad de los ejercicios según tus necesidades y condición física.